Las abejas

Las abejas son maravillosas. Con una precisión que excede nuestro entendimiento, llevan a cabo muchas tareas interconectadas: desde la construcción de los paneles de cera, hasta la elaboración de la miel, hay abejas que se ocupan de la limpieza de las celdas, la alimentación de las larvas con jalea real, la recepción y guardado del alimento, la ventilación para airear y deshidratar el néctar, la vigilancia de la entrada a las colmenas...

Aprendí un poco de apicultura hace años y me asombraba mucho al observar sus movimientos tan organizados, acunados por el incesante zumbido en las colmenas. Con el néctar que recogen de las flores, producen laboriosamente la miel, que los seres humanos han conocido y consumen desde hace miles de años. Y cumplen un rol vital en la polinización de miles de especies, tanto naturales como cultivos.

Seguramente en estos minúsculos seres vivos hay mucha más maravilla de la que los seres humanos podemos ver. Así como las abejas, la naturaleza entera es maravillosa, porque todo lo creado es una continua y viva revelación de lo divino. Todo, hasta el organismo más diminuto, tiene su sentido en el universo.

Desde chica se me fue haciendo claro que mirar la naturaleza nos ayuda a percibir la paradoja de la pequeñez y grandiosidad de cada ser vivo. Nos ubica en una actitud de asombro y gratitud por el sagrado misterio de la vida que nos es dada. Nos afirma la confianza en la presencia de Dios en todo lo creado. Nos renueva el deseo de cuidar con visión fraternal, la integridad de este mundo en el que vivimos.

«Todo el universo material es un lenguaje del amor de Dios, de su desmesurado cariño hacia nosotros. El suelo, el agua, las montañas, todo es caricia de Dios.» [Papa Francisco en Laudato si]

*** Se conocen más de 20.000 especies de abejas, pero el número va disminuyendo debido a la pérdida de hábitats naturales, al uso de plaguicidas y al calentamiento global. El impacto crecerá si la disminución continúa. Este es sólo un ejemplo de la crisis ecológica actual, que afecta sobre todo a las poblaciones más vulnerables. Todos podemos hacer algo para restaurar la integridad de la creación. Nuestra "conversión ecológica" es necesaria, posible y urgente. ***

Acá reuní fotos de algunas minúsculas bellezas que me asombraron más recientemente: