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Mateada celestial

  • Foto del escritor: Paz Salsamendi
    Paz Salsamendi
  • 20 mar 2024
  • 3 Min. de lectura


Convocó ella, Mama Antula. No le resultó difícil porque había pasado su vida organizando encuentros por todos lados, desde su Santiago de origen hasta Buenos Aires, con talento y eficacia. En inconfundible tono criollo, hizo escuchar su voz para reunirlos. Añoraba sus largas caminatas con el Manolito al cuello, buscando "andar hasta donde Dios no es conocido para darlo a conocer."


El cura Brochero llegó primero y fue el que llevó el mate. También añoraba sus caminatas por las sierras y además, en el cielo no tenía mula para cabalgar. Había andado muchos caminos y había impulsado la construcción de cientos de otros en Córdoba. Con el mate siempre... hasta lo cargaba cuando salía a buscar a los enfermos de lepra para curarlos y compartir su amistad con ellos. Quién sabe cómo hizo para conseguir mate, bombilla y yerba esta vez...


Don Zatti también extrañaba: recordaba sus recorridas en bicicleta atendiendo a personas enfermas en el hospital o en sus casas, a veces desafiando la fuerza implacable del viento patagónico. Había dedicado su vida a los enfermos de manera incansable con humildad y profesionalismo. Iba a donde fuera necesario, llevaba remedios, cremas que él mismo preparaba, una cajita con sus temerarias agujas y siempre gestos amables y consuelo.


Les hizo bien reunirse a estos santos criollos. No hablaban mucho de ellos mismos durante la mateada; sí de Jesús, del Padre, de san José y la Virgen y de todas las personas a las que habían conocido.


Y como los miles de kilómetros hechos a pie, en mula o en bicicleta no les habían quitado ni un poquito de energía, aún estando en el cielo mantenían vivo su afán de acercar a Jesús a todas las personas a las que fuera posible. Y entonces,.. en esa mateada celestial también hablaban de mí, de vos, de todos los que andamos hoy por los lugares por donde ellos transitaron.


Apoyaron el mate, se tomaron de las manos y rezaron así por nosotros:

Padre, bendícelos.

Sus corazones son buenos como el tuyo, porque son tus hijos,

pero a veces andan aturdidos por múltiples motivos y no te buscan,

o no te encuentran, o no te conocen.

Inspira en ellos el deseo de conocerte más,

para que se encuentren con tus brazos que los esperan

y puedan gozar del amor desbordante que buscan sin saberlo

y que vos, desde siempre, quieres darles.


Hubo un invitado muy especial en la mateada, que compartió la charla, probó el mate y rezó con ellos pero a su modo, en silencio: san José. Los tres santos criollos tenían una gran devoción por él y además, sus nombres lo evocaban: Mama Antula había puesto de san José en su apellido, el cura Brochero se llamaba José Gabriel y el hospital donde trabajaba Don Zatti se llamaba San José.


¡Tremendos intercesores tenemos en el cielo.! Y encima, están bien juntitos en el calendario de los santos, todos en marzo: Mama Antula el 7, Don Zatti el 15, Brochero el 16 y san José el 19. Un concentrado semejante, para no pasar distraídos ni quedarnos indiferentes; para reconocer que acá tenemos un enorme tesoro: la fuerza de su plegaria, la huella de su labor y el ejemplo de su pasión por anunciar el Evangelio con sus vidas.🧉





María Antonia de San José, Mama Antula (1730-1799)

Sociedad Hijas del Divino Salvador


José Gabriel Brochero (1840-1914)

Sacerdote diocesano


Artémides Zatti (1880-1951)

Salesianos de Don Bosco





📷 : @gabychavez86




 
 
 

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